¿Cómo te ves a ti mismo? ¿Sientes que eres una persona digna de recibir abundancia? ¿Te sientes merecedor? Antes de comenzar quiero darte la bienvenida a este artículo «3 secretos para trabajar el merecimiento». El objetivo de este artículo es que te sirva para aclarar este concepto y puedas poner en práctica aquello que más resuene contigo en este momento.

La idea de lo que valemos se ha ido construyendo a lo largo de toda nuestra vida, no es algo innato por tanto, sentirse valioso o no, está relacionado directamente con nuestro entorno más cercano.

Y aquí como educadora voy a realizar un pequeño paréntesis. Por una parte, destacamos a los padres sobreprotectores o permisivos y por otra, a los padres qué premian o castigan a sus hijos según sus resultados. Cómo puedes observar diferentes formas de educar y por consecuencia, diferentes resultados en las vidas de esos niños. La educación que hayas recibido en tu entorno influye notablemente a la hora de verte y relacionarte en tu mundo exterior.

Si eres de las personas con un alto merecimiento y tienes la creencia de que puedes conseguir todo lo que te propongas sin esfuerzo evidentemente te encontrarás con alguna que otra dificultad en la vida. Entre las que destaco una tolerancia muy baja a la frustración. Me encontré con muchos menores con esta actitud, no habían recibido en su vida un «no» y cuando lo recibían actuaban con violencia y mucha frustración.

No quiero entrar en detalle si es mejor una educación que otra, quiero que te quedes con la idea de que dependiendo de una educación u otra tendrás que centrar tu atención en trabajar un aspecto u otro para encontrar un equilibrio, tu equilibrio.

Ahora centremos la atención en otro tipo de merecimiento: cuando tu merecimiento depende de algo externo. Tu valor depende de cómo te vistes, de tu aspecto físico, de los logros que consigas, de tus relaciones o de los resultados que tengas en tu vida. En definitiva, si te identificas con este tipo de merecimiento comprenderás que estás entregando tu poder personal a algo externo.

Una vez identificas en qué punto estás el siguiente paso es buscar un equilibrio. Por supuesto el merecimiento es importante y necesario para tu bienestar físico, mental, emocional y espiritual. Y para ello necesitas sentir que ya eres digno y valioso independientemente de los logros que consigas en tu vida o de las cualidades que tengas. No necesitas demostrar nada a nadie porque ya tienes todo lo necesario.

Otra creencia presente en la sociedad en la que vivimos actualmente es «Creer que tenemos que ganarnos las cosas para merecerlas» lo que conlleva que todo en esta vida va a requerir un sacrificio o trabajo extra por nuestra parte. Esta creencia afecta a nuestra seguridad y autoestima.

En esta educación se considera valioso lo que se obtiene a través del esfuerzo, el trabajo y el sacrificio. Y si algo se obtiene sin esfuerzo se considera no valioso e incluso no bueno para la persona. ¿Has rechazado algo que ha llegado a tu vida que ha llegado sin esfuerzo? Piensa bien si te has sentido incómodo en algún momento al recibir algo que no requería trabajo por tu parte.

Cuando una persona cuenta con una autoestima equilibrada, es más fácil que se sienta merecedor de una buena vida. ¿Y eso por qué ocurre? Cuando una persona es consciente que tiene mucho por ofrecer en esta vida y es consciente también que merece lo mejor y es capaz de recibirlo y disfrutarlo, nos encontramos ante una persona con un actitud llena de amor propio.

El merecimiento y la autoestima están estrechamente unidos. Cuando creo que soy valioso, que tengo mucho que ofrecer en la vida y que merezco cosas buenas estoy nutriendo mi amor propio y mi valor como persona.

¿Qué ocurre cuando no te sientes merecedor?

Cuando no te sientes merecedor te saboteas todo el tiempo, no luchas por lo que quieres y te conformas con poco. Por ejemplo, si no me siento merecedor de un amor bonito en mi vida me conformaré con cualquier tipo de relación, si no me siento merecedora de un buen puesto de trabajo aceptaré cualquier tipo de trabajo.

Consecuencias: me trato duramente, me hablo mal, permito que otras personas hagan lo mismo y termino haciendo cosas que me llevan a ser productivo porque de esa forma siento que merezco.

Permíteme hacer otro paréntesis «Mereces todo por el simple hecho de existir»

3 Secretos para trabajar el merecimiento

1.Hazte responsable de tus actos en todo momento, pero desde un lado amoroso (con mucho amor propio) Permítete fallar y cometer errores. Mucho cuidado con pensar que fracasar es un error y por consiguiente esa creencia te haga desistir. Fracasar es parte de tu proceso, es parte de tu aprendizaje. Normalicemos esto.

Esta parte me tocó trabajarla muy a fondo en mi proceso porque no me permitía fallar, tenía la creencia inconsciente de que fallar equivalía a «esto no es para mí». Además, me culpaba porque pensaba que estaba haciendo algo mal y también creía que no estaba preparada para recibir lo que deseaba.

Cuidado con este punto porque aquí es donde muchas personas intentan algo nuevo en su vida y a la primera de cambio abandonan. Y especial atención a todo ese elenco de emociones que emergen y salen a la luz. Atiéndelas y busca ayuda siempre que la necesites.

2. Desafía tus creencias. Para ello, se requiere de un trabajo de introspección. Identifica como te relacionas contigo mismo. Cuestiona todas tus creencias. Obsérvate e identifica en que punto te encuentras ahora mismo. Reconoce cuando no te sientes merecedor y atiende esas emociones siempre desde tu lado más amoroso.

Hasta hace poco tuve que trabajar esta parte en mi proceso. Tenía la creencia inconsciente de que mi valor dependía de las cosas materiales que poseía y/o de los títulos que había acumulado en mi trayectoria profesional. Por eso había dedicado gran parte de mi vida a acumular títulos y propiedades. Todo esto me llevo a un gran aprendizaje en mi vida. Me hice consciente que era valiosa por el simple hecho de existir y que no necesitaba demostrar nada a nadie. Cómo ves un antes y un después en mi proceso de crecimiento personal.

Aceptar que mereces cosas buenas, simplemente por ser quien eres, y no solo por lo que has logrado, es un paso crucial en la vida de algunas personas.

3. Autocuidado. Trabaja en ti, tú eres tu mejor activo. Permite liberarte de pensamientos, ideas preconcebidas, memorias y acciones del pasado. Libérate. ¿Y cómo lo puedo hacer te preguntarás? Una de mis mejores herramientas es conectar con el momento presente. En el momento presente conectas con tus dones y talentos, conectas con tu ser y descubres la divinidad dentro de ti. En el presente está en paz y desde este estado te permites crear tu vida con algo más grande que tú mismo.

Si te has quedado con ganas de aprender más te recomiendo mi libro «El Cambio Empieza En Ti«

Un abrazo

Susana