Quiero darte la bienvenida a este artículo «Heridas Emocionales Y Sus Consecuencias En La Vida Adulta». Si has llegado hasta aquí es porque te interesa saber más sobre las heridas de la infancia. Para mí este tema, fue y sigue siendo, uno de los más reveladores y sanadores. No es fácil poner luz a tus sombras, pero cuando lo consigues, disfrutas de una vida más sana y consciente, así que te felicito por haber llegado hasta aquí.

La infancia es una etapa importante y decisiva en nuestra vida. En esta etapa comenzamos a formar nuestra propia percepción del mundo y de nosotros mismos. Cualquier experiencia vivida durante esos años puede marcarnos de por vida.

¿Cómo surgen las heridas emocionales de la infancia?

Las heridas emocionales surgen principalmente cuando nuestras necesidades emocionales no están cubiertas o cuando nos enfrentamos a situaciones traumáticas como rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia.

En la vida adulta ocultamos estos miedos y dolores profundos poniéndonos diferentes máscaras, esas personalidades que creamos desde bien pequeños y que nos sirven para protegernos de sufrimiento.

Heridas emocionales y sus consecuencias en la vida adulta

RECHAZO

Es la primera herida que se manifiesta, desde la concepción hasta el año de vida. Quien sufre esta herida, siente que no es aceptado o valorado por quienes le rodean, en especial por el progenitor del mismo sexo. No solo se siente rechazado en su interior, sino también siente rechazo respecto a su derecho de existir (Texto sacado del libro «El Cambio Empieza En Ti»)

Para evitar el sufrimiento de esta herida, las personas desarrollan una personalidad huidiza. De ahí, su máscara el HUIDIZO.

En la vida adulta estas personas para evitar el rechazo construyen relaciones distantes y superficiales. Rechazan oportunidades y huyen de su propio desarrollo y expansión. Se sienten infravaloradas, dispersas y presentan muy poca autoestima. Al sentirse no aceptadas, prefieren no exponerse y quedarse en un mismo lugar. Les cuesta cambiar.

ABANDONO

Esta herida se despierta entre el primer y el tercer año de vida, con el progenitor del sexo opuesto. Quien sufre esta herida no se ha sentido apoyado por el progenitor del sexo opuesto, le ha faltado afecto o ha recibido un amor distinto al que esperaba. La máscara es el DEPENDIENTE.

En la vida adulta, la persona busca apoyo, afecto y validación externa para aliviar la falta de atención recibida en la infancia. Es posible que dependan emocionalmente e incluso financieramente de las personas de su entorno. Creen que no son suficientemente valiosas por sí mismas y el miedo que tienen a la soledad puede provocar que acepte situaciones o relaciones insatisfactorias por miedo a quedarse solas.

HUMILLACIÓN

Esta herida ocurre cuando un niño es ridiculizado, avergonzado o menospreciado por su comportamiento, apariencia o capacidades. Este tipo de maltrato puede provenir de los padres, maestros o compañeros. La máscara es el MASOQUISTA.

Las personas con heridas de humillación presentan baja autoestima, sentimientos de vergüenza y una fuerte necesidad constante de agradar a los demás. Pueden sabotear sus propios logros y aceptar situaciones que no les benefician perpetuando el ciclo de su propia humillación.

TRAICIÓN

Esta herida se despierta entre los dos y los cuatro años de edad, con el padre del sexo opuesto. Quien sufre estar herida se ha sentido decepcionado con el progenitor del sexo opuesto. Ha perdido la confianza con ese padre después de haber sido testigo de mentiras, promesas no cumplidas o señales de debilidad. Las máscara es el CONTROLADOR.

Las personas con heridas de traición presentan dificultades para confiar en los demás. Sienten que deben controlarlo todo, viven con el temor a que les roben, les estafen o incluso les lleven sus ideas. Les cuesta comprometerse con relaciones o proyectos a largo plazo. Las personas afectadas pueden ser muy desconfiadas y tener dificultad para delegar tareas o confiar en los demás.

INJUSTICIA

Esta herida se despierta entre los cuatro y los seis años de edad, con el padre del mismo sexo. Quien sufre esta herida no sabe expresarse ni ser él mismo con este padre. Ha sufrido la frialdad del padre del mismo sexo. Las máscara es el RÍGIDO.

Los adultos con heridas de injusticia pueden ser perfeccionistas, exigentes consigo mismos y con los demás. En ocasiones, buscan la validación a través del logro y pueden experimentar altos niveles de estrés. Son personas frías y distantes lo que dificulta conectar emocionalmente con ellas.

No es lo que vives lo que te hace sufrir sino tu interpretación de lo que vives lo que hace que tu herida no sane

Tus padres también tienen sus propias heridas emocionales. Quizá sea parte de tu proceso conocer y sanar las heridas de la infancia no resueltas en tu familia. Honra su camino, honra tu proceso, honra la vida porque Todo en esta vida es perfecto tal y como es

Con cariño,

Susana